Entrevista publicada en Revista Principios Año 2015
Una vida militante:
Alfonso Baudrand
Por Patricio González
PG: Compañero
Alfonso, en primer término quería agradecerte esta posibilidad de
conversar contigo y poder publicar esta entrevista en nuestra Revista
Principios de tal manera que conozcan, principalmente los militantes
jóvenes de nuestro Partido y de las JJCC, este testimonio de un
antiguo comunista pronto ya a cumplir 89 años de edad y 60 de
militancia ininterrumpida. Primeramente, quería consultarte quién
es Alfonso Baudrand De la Fuente.
AB:Nací
en Buenos Aires, Argentina, el 28 de mayo de 1926. Era el segundo de
dos hermanos. Mi padre era Luis y mi madre Ema. Cuando tenía cerca
de un año y medio de edad, mis padres volvieron a Chile. Mi hermano
mayor Luis falleció trágicamente ahogado cuando yo tenía como 8
años de edad. El era 4 años mayor que yo.
Por esos años nos
invitaron un verano al campo. Los primos mayores nos incitaron a que
montáramos a pelo y atravesáramos el lago. Mi hermano se cayó del
caballo y se ahogó delante mio. No pude hacer nada, más que llorar.
Para mi madre fue terrible, hacía apenas 2 años que había
enviudado. Aún así, fue capaz de sacar la familia adelante. Mi
madre me enseñó que había que tener valor con sus actitudes y
trabajando, sin caer en la religión. Mi familia no era católica
observante, a pesar de que mi abuelo tenía un hermano y algunos
amigos curas. El fue un liberal balmacedista hasta su muerte.
PG: ¿Cómo fue tu
niñez y adolescencia?
AB:
Mi niñez fue como la de cualquier hijo de clase media. Si bien todos
se declaraban católicos, la religión no fue en mi casa un hecho
gravitante.
Mi
padre falleció cuando yo tenía seis años. El tenía 8 hermanos,
pero yo nunca supe de ellos y ellos nunca se preocuparon de nosotros.
Por lo tanto, mi madre tuvo que asumir la responsabilidad del
sustento del núcleo familiar y mi abuelo materno la de figura
masculina. De él aprendí muchas cosas, incluso tuve acceso a su
biblioteca, especialmente a obras de Historia de Chile. Gracias a sus
relaciones, pude estudiar becado e internado gratuitamente, en el
Colegio San Pedro Nolasco, la primaria y la secundaria, por la
amistad que tenía mi abuelo materno con algunos clérigos
mercedarios. Para las elecciones de 1938, mi abuelo apoyaba al
candidato del Frente Popular y estaba en contra del candidato Ross de
la derecha. La familia de mi abuelo, que era de la zona de Los Andes,
de donde también provenía la familia Aguirre, era amiga de ella. Mi
abuelo, cuando era estudiante y viajaba a Santiago, se alojaba en la
casa con reja de fierro, frente a la Plaza Bello, antes del Palacio
de Bellas Artes, que era la casa de los Aguirre.
PG: Para la segunda
guerra mundial tu eras adolescente:
AB:
En el colegio, para la Segunda Guerra Mundial habían 2 bandos. Al
tocar la campana salían los dos grupos: el mio, partidario de los
aliados, y el otro partidario de los nazis. ¿Por qué apoyaba a los
aliados?. Simplemente porque mi apellido es de origen francés. Mi
abuelo materno ya había fallecido, por lo que no contaba con sus
sabias opiniones que hubiesen podido ayudarme mejor. Cuando mi abuelo
ya no pudo mantener la familia, mi madre y una hermana soltera de
ella tuvieron que asumir esa función. Para ello se dedicaron a hacer
dulces chilenos que vendían en el barrio, en un local en Merced casi
Miguel de la Barra, además de repartir a domicilio. Posteriormente,
en base a mucho esfuerzo, pudieron ampliarse a otros dos pequeños
locales del barrio.
PG: En esos tiempos no
todos iban a la Universidad. ¿Qué hiciste una vez egresado de
humanidades?
AB:
Terminada mi educación secundaria, en 1944 empecé a trabajar en la
Contraloría General de la República. Encontré ese trabajo por
amistades, ya que en ese tiempo no habían concursos públicos. Para
mi fue muy importante el compartir con adultos desconocidos. Me
permitió también tener mayor claridad sobre el acontecer nacional y
acceder a dinero para solventar mis gastos. Se podía hacer una
carrera funcionaria sin necesidad de tener un título universitario,
como era mi caso. Entre 1944 y 1956 tuve varios amigos que me
orientaron hacia algunas lecturas y no estar dedicado solo al club de
mis amores: Magallanes. A través de la lectura y adquisición de
conocimientos, de la cultura en general, empecé a conocer un mundo
totalmente desconocido para mi. Los valores y principios me los
habían inculcado en la casa, pero el conocimiento mismo me llevó a
tener una evolución en mi caminar, fue así como en el transcurso de
aquellos años se acercaron unas personas que eran militantes
comunistas de la célula Balmaceda de la Contraloría, con los cuales
compartía algunas inquietudes respecto a los trabajadores y a la
vida misma.
En
1948, con 19 años me casé con Lía Miranda Rayo. Ella tenía 18
años. Tuvimos 2 hijos: Lía,
ya fallecida, y Luis (vive en Finlandia).
Duré como 11 años casado con ella. Después me casé por segunda
vez con Lucy
Möller,
y fue un fracaso, salvo el nacimiento de los tres hijos. El tercer
matrimonio fue en Colombia con una colombiana. Con ella no tuve
hijos.
PG: ¿Te gusta el
fútbol?
AB:
Sí. A mi me gustaba el Magallanes e íbamos todos los domingos al
estadio. Fundamos el Club Deportivo de Estudiantes en Providencia,
que todavía existe, todos ex estudiantes del San Pedro Nolasco.
Entre otros, jugaban allí Carlos Alberto Palma (“Palmita”) y
Julio Martínez. Palmita fue el “alma mater” del Club en aquella
época. El 1952 salimos campeones de la Liga Amigos del Fútbol de
Santiago.
Fui al Mundial de Fútbol
de Brasil de 1950. Fuimos 6 en el auto de un amigo (pedí permiso sin
goce de sueldo). Nos demoramos casi 6 días y llegamos justo para el
partido Chile – España. Pasamos por Argentina, Uruguay y Brasil.
Llegamos el 29 de junio en la mañana, para la inauguración.
Perdimos 2 a 0 con España.
PG: ¿Cuándo
ingresaste al Partido?
AB:
Ingresé a militar en 1956. Todavía el Partido era ilegal por la Ley
de Defensa de la Democracia, dictada por el traidor González Videla.
Sin perjuicio de aquello, los comunistas actuábamos en la
Contraloría en la clandestinidad por la condición de tal de este
organismo, y lo hizo hasta 1970. El transcurso laboral de aquellos
años me permitió adquirir un desarrollo diferente y un pensamiento
más claro y una responsabilidad mayor en el acontecer nacional. El
compromiso que se adquiere cuando tu tienes mayor conocimiento te
permite actuar más consecuentemente, con un contenido ético moral.
Por lo mismo, mi ingreso al Partido fue un paso fundamental en mi
vida. Nuestra célula Balmaceda de aquel entonces era siempre
atendida por compañeros de la Dirección Central, como Waldo Atías,
Jorge Texier, el compañero Pino y otros camaradas. Esa formación y
esas inquietudes se fueron desarrollando con mayor compromiso cuando
te das cuenta que tu accionar te lleva a asumir una causa con un alto
compromiso social.
PG: ¿Cómo se
desarrolló tu vida laboral en la Contraloría?
AB:
En la Contraloría, en aquellos años que yo empecé a trabajar allí,
había una fuerte presencia de radicales y masones. Había una
Asociación de Empleados, cuyo presidente era, en aquel período, si
no me equivoco, Américo Trujillo. A él y a otros dirigentes se les
acusaba de comunistas, lo que a mí no me consta, porque pretendían
abrir la Asociación a todos, lo que se contraponía con las altas
jefaturas radicales que tenía, como ya lo señalé, esta repartición
pública. Poco tiempo después Trujillo dejó de trabajar en la
Contraloría, pero la Asociación siguió funcionando, con otros
matices y actividades. Como ya había fallecido mi abuelo, quién
junto a mi eramos los únicos hombres de la casa, no había
preferencias políticas, había solo que trabajar, pero interactuando
con colegas, que yo no sabía que eran comunistas, y ex compañeros
de colegio, como Jorge Valdés, que murió hace poco, el cual fue el
primer militante comunista que conocí como tal. El había sido
dirigente sindical desde muy joven en la empresa estatal, ya
desaparecida, llamada Central de Leche Chile. En la Contraloría los
compañeros hablaron conmigo. Primeramente me invitaron a células
abiertas y más adelante a reuniones ordinarias de célula, algunas
de las cuales se realizaron en la casa del compañero Volodia, por
Agustinas abajo. También
fui dirigente de la Asociación de Funcionarios entre los años 1969
y 1970. Entre
los militantes de aquella época (1956), con un Partido todavía en
la clandestinidad, estaban, entre otros, Arturo Cerda (ya fallecido),
Raúl Espinoza Fuentes, Jorge Villegas,
Hubo
otra persona que influyó en mi. Era un radical y masón, abogado,
mayor que yo y que también había sido estudiante del San Pedro
Nolasco. Un día me dijo que me iba a esperar a la salida, a las 18
hrs. Había pedido un vale a mi nombre para la Editorial Pax. Yo ya
estaba casado, y el padre de mi primera esposa había sido fundador
del PS y masón. Me tocaba asistir a tertulias familiares, donde me
encontraba con maestros masones, profesores, profesionales y otra
gente, y yo sabía sólo sobre el Magallanes. Compré como 25 libros
con ese vale. Además, había heredado la biblioteca de mi abuelo.
Tenía un gran desafío con la familia Miranda Rayo (la de mi primera
mujer). Eso me llevó a leer y leer para adquirir mayor conocimiento.
PG: ¿Cuáles fueron
tus principales funciones en la Contraloría?
AB:
Hice algunos cursos de perfeccionamiento mientras me desempeñaba en
la Contraloría en las áreas de Derecho y Contabilidad. Y, a pesar
de no poseer título universitario, ascendí en el escalafón.
Durante mi período laboral en esta institución, entre otras
funciones, fui Subjefe de la Sección Profesionales en el Estatuto
Médico Funcionario, Subjefe de la Sección Remuneraciones Sector
Fiscal, Semifiscal y Empresas Autónomas del Estado, Subjefe de la
Sección Nombramientos del Magisterio, Subjefe Nombramientos
Semifiscales y Empresas del Estado, Subjefe Nombramientos
Administración Central, FFAA y Poder Judicial, Jefe Coordinación
Administración Central, FFAA y Poder Judicial. Aquí quisiera hacer
una aclaración: las FFAA enviaban la información en un sobre
cerrado donde todo lo concerniente a ello tenía un carácter
secreto. La Contraloría no tenía ninguna facultad para revisar eso,
y mucho menos cuestionarlo. Lo mismo para el Poder Judicial. En éste
solo había que verificar que los nombramientos y otros documentos
estuvieran firmados por el Presidente de la República y el Ministro
de Justicia y trajeran la terna respectiva. Fui también encargado
del Plan Piloto para la Mecanización del Control de la
Administración Pública.
PG: ¿De qué otras
actividades participaste en la Contraloría?
AB:
En
la Contraloría teníamos un grupo de teatro (Alborada), un conjunto
folclórico y una biblioteca. Fue una muy buena experiencia. Habían
en los barrios de Santiago y provincias varios grupos de teatro
aficionados. Por ejemplo, en San Miguel habían como 10. Se
organizaba una competencia nacional cada 2 años por parte del
Instituto de Teatro de la Universidad de Chile (ITUCH). Venían
grupos desde Arica hasta Punta Arenas. Nuestro grupo fue partícipe
de todo este proceso. En aquellos tiempos habían 2 tendencias de
cómo hacer teatro en nuestro país. El tradicional hasta esa época
y el Método de Stalivnasky,
técnicas que trajeron a Chile desde Europa Eugenio Guzmán y Pedro
Hortus, todos gente del ITUCH. Entre 1964 y 1970 hicimos 14 montajes,
como el Periodista, la Princesa Panchita, Carolina, etc., todos
autores nacionales. Presentamos también La Mariposa bajo el Zapato,
de Miguel Littin. Nos invitaron del Colegio San Ignacio de Alameda
para presentar esta obra en la iglesia de ese colegio. Esta obra hace
una denuncia social y de la explotación del patrón, y la sumisión
de la mujer del obrero por la iglesia. La Mariposa bajo el Zapato
significa la mujer del obrero poseída por el patrón. Hubo una gran
acogida con muchos aplausos. Eso fue muy importante. Se realizó con
una consagración, con música sacra. Los curas no se movieron y las
monjas nos ayudaron a desarmar y ordenar las cosas y nos
comprometieron a volver a presentar esta obra en el Colegio, ya que
les había impactado fuertemente. Participamos en el Festival Pedro
de la Barra en Antofagasta, después fuimos a Chiloé. En Santiago
teníamos un equipo de iluminación que podíamos transportar. Había
una pareja de mimos y, como ya dije, el Conjunto folclórico, que lo
dirigía Boris Navia. Todos eramos aficionados y funcionarios de la
Contraloría pero con la Dirección General de Orlando Rodríguez y
su compañera, Marcela Otero. Este grupo ya no existe. Teníamos el
apoyo total de la Institución, pero sin un apoyo económico mayor.
Endesa nos financiaba los viajes y hacíamos uso de los días
administrativos.
Teníamos la Asociación
de Funcionarios e hicimos una Convención de los Trabajadores de la
Contraloría y votamos, en 1969, la huelga. Dentro de los logros
estuvo el Estadio de la Contraloría y un campo de veraneo. Fue un
trabajo muy bien llevado, también con los compañeros del PS.
PG: ¿Durante el
Gobierno Popular estuviste en la CORA?.
AB:
Efectivamente,
en mayo del año 1971 fui en Comisión de Servicios a la CORA como
Gerente Nacional de Personal de esa institución. Para la UP yo ya
era Secretario de la célula de la Contraloría. En esa condición me
llamó a conversar el compañero Orlando Millas, Ministro de Economía
en esa época. Era para ver cómo se apoyaba al compañero Kirberg
como Rector de la UTE. Para eso propusimos a Boris Navia y a María
Eugenia Álvarez y a dos compañeros que no eran militantes pero sí
de mucha confianza. Me señaló también la necesidad de enviar un
compañero a la CORA para la Gerencia de Personas. Yo lo plantié en
la célula y no hubo resolución al respecto. Al informarle al
compañero Millas, él me dijo que por qué no era yo. Le respondí
afirmativamente, entendiendo la responsabilidad, sin preguntarle nada
más, ni siquiera las condiciones salariales, que fueron menores que
en la Contraloría. Así llegué a la CORA en mayo del 1971. El
Vicepresidente Ejecutivo de ella en ese tiempo era el compañero
David Baytelman. Habían varios problemas allí. Entre otros, habían
250 trabajadores que no tenían contrato, nadie sabía quiénes lo
habían contratado. Yo me manejaba bien con el Estatuto
Administrativo. Una de las primeras medidas que implementamos fue
formar un Comité Paritario de Personal. Este
estaba formado por 5 representantes de la Asociación de
Funcionarios, que eran DC, 5 funcionarios del agro y yo como Jefe de
Personal, que presidía dicho Comité. Había también una buena
dotación de militantes del PS, con los cuales se trabajaba muy bien,
especialmente con Pedro Hidalgo y otros. A la primera reunión que
citamos nos encontramos con algunos funcionarios que habían
aparecido “de la calle” a altos cargos, ya que no se respetaba el
escalafón. Había muchas jefaturas que habían sido cubiertas “por
la ventana”, es decir, con personas que habían ingresado
directamente a cargos. Allí se planteó hacer una revisión de esos
nombramientos. Por mi parte señalé que esa revisión iba abarcar
los últimos 10 años. La Gerencia de Personal tenía 3
Departamentos: RRHH, Administración y Bienestar. El primero dirigido
por el compañero Jaime Iturra (PC), el segundo por la militante
socialista María Eugenia Rodríguez y la militante radical Elena
Veliz en el tercero. Había mucho desorden, cientos de cartas de
recomendación para contratar gente, de todos los partidos.
Resolvimos la contratación solo por concurso público y se
reestructuró la dirección central de la CORA, pasando Personal a
depender directamente de la Vicepresidencia Ejecutiva. Desde el
tiempo del Presidente Frei Montalba, pero especialmente durante el
Gobierno Popular, la CORA jugó un papel determinante en la lucha
ideológica contra el gran latifundio y cambió la estructura
productiva agrícola en el país. La CORA tenía sus oficinas
centrales en Santiago y disponía de 14 Zonas Agrícolas, lo que
significaba tener una estructura nacional, con más de 2.000
funcionarios. En la medida que empezó a funcionar el equipo de
Personal, se empezaron a regularizar especialmente la situación de
los funcionarios que tenía una situación contractual irregular,
particularmente para asegurar su protección previsional. Por lo
mismo, como CORA no tuvimos problemas con el paro impulsado por la
oposición. Para resolver el alto grado de centralización que
caracterizaba a la Administración Pública, hicimos un seminario con
los encargados de Personal de las 14 zonas para agilizar los
procedimientos. A esto se le dio una estructura y se le fijaron las
funciones. Entre otras cosas, se planteó la necesidad de mejorar la
disciplina laboral, evitando las inasistencias injustificada del
personal y los reiterados atrasos. Para contrarrestar éstos eventos,
hablé con el ministro Jaime Tohá. Le plantié el problema y
quedamos de acuerdo en un día cualquiera para que fuera a la CORA a
las 8 hrs. y que a las 8,20 hrs. (la tolerancia) retiráramos las
tarjetas del reloj control. El ministro fue con un equipo de la TV y
causó gran impacto. Repetí esa experiencia en 2 o 3 zonales.
Desgraciadamente nos faltó tiempo para haberlo hecho en todas las
oficinas. Ahora bien, en general había un gran compromiso de los
funcionarios con el Gobierno Popular, salvo puntuales excepciones. En
la CORA, teníamos un muy buen Partido. Todo esto conversándolo y
pidiendo opiniones en la Comisión Agraria del CC del Partido, a la
cual iba prácticamente todos los día, una vez terminada mi jornada
laboral. Los que cumplíamos funciones en el gobierno, no teníamos
responsabilidad de dirección en el partido, militábamos en una
célula como simples militantes de base. Fueron medidas muy oportunas
el diferenciar así el nivel de responsabilidades. En la CORA trabajé
con los dos Vicepresidentes Ejecutivos: Primero con Baytelman y,
después, con el compañero Hugo Díaz. El aporte de Baytelman fue
excepcional. A él yo no lo conocía. Se caracterizaba por una gran
sencillez en el trato. Como anécdota, una vez en una reunión con el
CR Capital, que era la orgánica que nos atendía, informaba yo
acerca de las anomalías en cuanto a la conducción en lo
administrativos de parte de la Dirección. Siendo él Jefe de
Servicio, no se molestó en absoluto, incluso compartió conmigo
varios de mis argumentos. El siempre escuchó las propuestas y
opiniones que le entregaba yo y otros compañeros. Hugo Díaz tenía
otro carácter. Aún así, personalmente nunca tuve problemas con él.
Ya estábamos bien montado en el manejo del servicio y prácticamente
se habían terminado ya la expropiaciones de predios. Baytelman
iba a terreno y muchas veces, cuando llegaba tarde, dormía en un
sillón. No se cómo resistió ese ritmo. Una vez se tomaron Linares
los trabajadores de la CORA. Unos trabajadores forestales llegaron a
hablar conmigo ya que esos funcionarios no estaban de acuerdo con el
nuevo jefe de finanzas, llegado para hacer las expropiaciones. Este
funcionario iba a hablar con el dueño y lo amedrentaba con pistola
al cinto. Otro ejemplo: Había un funcionario en Quillota miembro de
Patria y Libertad (Carlos Ibañez Letelier), al que tuvimos que
despedir. Me llamó el General Prats, a la sazón Ministro del
Interior, consultando muy deferente por las causales de despido. Se
la dimos y quedó conforme con ellas.
PG: ¿Cómo viviste el
11 de septiembre?.
AB:
El día del golpe fui a trabajar a la CORA, en Olivares con Av.
Bulnes. Me fui caminando por Mac Iver, Ahumada y Nueva York. La
mayoría de que los que llegamos eramos de la UP. En la calle Nueva
York estaba lleno de milicos que reclamaban contra el gobierno. Las
oficinas de la CORA ya estaban tomadas por los militares, un oficial
con 2 soldados, pero pudimos entrar. Estuvimos en el subterráneo.
Posteriormente, junto con el Presidente de la Asociación de
Funcionarios parlamentamos con el oficial y logramos evacuar las
oficinas poco antes del toque de queda. Salimos todos. Yo tuve que ir
por Av. Matta y más arriba volver al norte por Portugal hasta el
barrio alrededor del Palacio de Bellas Artes, donde vivía en aquel
aquellos años mi madre. Ya no volví a la CORA. Posteriormente se
contactó conmigo el compañero Carlos Naum
y el “negro” Valdés. Nos encontramos por Las Condes. Días
después, en las Torres San Borja, donde habían compañeros del
Partido, (entre ellos la compañera Mónica Rodríguez y su esposo
Hugo Gutiérrez.), me contacté con ellos. Yo tenía el listado de
todos los militantes de la UP que trabajaban en las instituciones
ligadas al agro, el cual logré eliminarlo.
PG: ¿Y el exilio?.
AB:
A
fines de
octubre de 1973 me fui al exilio, a Colombia, por recomendación de
mi pareja colombina de aquel entonces. Un día, en
la
segunda mitad
de
septiembre, a la entrada de Apoquindo me tomó un auto diplomático
colombiano, y así ingresé a la Embajada de aquel país. Estuve 40
días en ella y llegué a Colombia el 29 de octubre de 1973. En la
Embajada, en aquel mes, eramos como 50 asilados. Entre otros, estaban
Carlos Barella, Carlos Cerda, Eduardo Labarca. Nos formamos como
Partido y no tuvimos mayores problemas, a pesar de la presencia de
algunos ultras.
A mi partida al exilio,
Boris Navia se hizo cargo de mi madre y mis hijos. Yo me había
separado de mi segunda esposa y tenía la tuición de mis hijos.
Boris y su compañera Gloria se portaron muy bien con mi familia
En
Colombia nos recibieron autoridades de gobierno y representantes del
partido colombiano. Gracias a eso pudimos hacer nuestras actividades
de solidaridad. Posteriormente, allí conocí a varios compañeros
muy conscientes y consecuentes, como Carmen Lazo, el
compañero Miguel Morales, ambos del PS,
y otros.
Entre otras cosas,
exhibimos la película Missing y nunca dejamos desembarcar a los
marinos de la Esmeralda. Tuvimos muy buenos contactos con la CSTC
(Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia) e hicimos con
ellos muchas actividades solidarias. En Colombia hubo cerca de 40
exiliados políticos. Al principio de mi exilio fui solo militante.
Después llegó allá el compañero Miguel Canales, que había sido
del CR Capital, y el PC empezó a funcionar regularmente. Poco a poco
nos contactamos con los sindicatos, hicimos actividades en torno a
las Fiestas Patrias, acciones de solidaridad. Hicimos 2 huelgas de
hambre por parte nuestra, además de propaganda. Los militantes
eramos entre 10 a 12. Después llegó un pequeño grupo de jotosos,
todos residíamos en Bogotá Había un Comité Colombiano de
Solidaridad con Chile, el que al principio fue muy activo y realizó
varias actividades dado los recursos con los que contaba, pero
después fue decayendo. Nos visitaba el compañero Luis Canales en
forma periódica, como también otros dirigentes. Hacíamos campaña
de finanzas para nuestro funcionamiento y también para Chile. Una de
las cosas complejas fue la diferencia de opinión con los compañeros
del partido colombiano, especialmente respecto a las formas de lucha.
El 81 hubo un cambio en esto con la RPM y todas las formas de lucha.
Yo llegué a ser secretario de nuestro Partido en Colombia los
últimos 5 años de mi exilio. Teníamos excelentes relaciones con el
Secretario General del partido colombiano, compañero Viera, y el
encargado internacional de ese partido.
Del PS estaban Edgardo
Condezza, Benítez, ex dirigente sindicalista, y el ex ministro de
Allende, Carlos Briones. No habían más orgánicas partidarias
chilenas. Siempre tuvimos actividad como Partido, especialmente en lo
sindical y teníamos el apoyo del Comité Exterior de la CUT. Siempre
nos visitaban.
PG: ¿De qué vivías
allá?.
AB:
En
lo laboral, primeramente un ex compañero me contrató para hacer
encuestas, fue mi primer trabajo. No teníamos mayor ayuda, salvo el
alojamiento. Después tuve la suerte de trabajar en TV, en teatro,
como actor. Pero no duró mucho, tanto como lo que duró la grabación
de una telenovela, algunos meses, y después hice dos cortos para una
obra de teatro. Más adelante me fui como Administrador de un
restaurante con discoteca, casi por 2 años. Yo ya tenía a mi hijo
mayor de mi segunda esposa conmigo. Después me independicé con un
negocio llamado Quinchamalí, donde vendía de todo, era como una
Rotisería. El año 78 me reconocen la jubilación en Chile, y en ese
momento se va mi mamá con dos de mis hijas para Colombia. Ella se
puso a hacer dulces chilenos para vender. Le dije que nos lleváramos
a su hermana, mi tía. Pero eso no se dio y mi madre volvió a Chile
dejándome con mis hijos.
Un día, me pidieron ir a
la Unicef de Bogotá para contar como había sido el golpe en Chile.
Ahí conocí a mi tercera señora. Pertenecía a una familia
colombiana muy importante. Su tío era Ministro del Interior de
Colombia. Con ella regresé a Santiago. De mi mujer colombiana me
separé varios años después. Ella participó en Mujeres
Democráticas acá en Chile.
PG: ¿Cuándo volviste
y cómo te integraste de nuevo en el país?.
AB:
El
4 de octubre de 1983 aterrizaba en Pudahuel, después que me fuera
levantado la prohibición de ingreso. Estábamos totalmente de
acuerdo con la política del retorno. Me vine por la responsabilidad
política conmigo mismo y con mi Partido. Son convicciones profundas,
tuve la suerte de “aprender a leer” ya adulto, fui afortunado.
Para mi regreso no debía buscar a nadie, me iban a buscar. Como a
los 3 meses de mi retorno me encontré en el Metro con el compañero
León Suárez, quién me hizo un guiño y nos bajamos en la estación
de Carlos Antúnez. El dijo que me iba a llamar y poco después me
incorporé a militar en Providencia, en la célula Reinalda Pereira.
Trabajé también en el Frente de Profesionales. Posteriormente me
incorporé al Regional como Encargado de Solidaridad. Este regional
iba desde Lo Barnechea hasta Quilín y se denominaba “Turquesa”.
Empezamos a trabajar con la Vicaría de la Solidaridad de la Iglesia.
En Providencia atendía al Colegio Latino Americano para el tiempo
del degollamiento de los profesores comunistas, además de una célula
textil de la Empresa Magallanes. Participé en el PAIS. Teníamos
célula en las clínicas Las Condes, Alemana y en el Hospital del
Trabajador. Se hizo un excelente trabajo. En ese tiempo todos
usábamos chapa. Me acuerdo del compañero Luis Reyes, ya fallecido,
esposo de la compañera Josefina. El era de Las Condes. Era un
camarada incansable. Como no tenía dinero, andaba a pie cuadras y
cuadras. de Las Condes. También me acuerdo de León Suárez, ya
fallecido. En Lo Barnechea estaba Luis Alarcón, Trabajábamos con
los curas e íbamos a nombre del Partido a hablar con ellos.
Concordaban en que se debía ejercer la violencia en la lucha contra
la dictadura. Todo esto fue antes del atentado al dictador. Si bien
trabajaba yo en la clandestinidad, seguíamos haciendo una vida
“normal” en lo cotidiano. Participé en el XV Congreso a nivel de
regional. Después del plebiscito y las elecciones volví a militar a
Providencia. Ya tenía casi 70 años y fui solo militante. No quise
asumir ningún cargo. Con Boris Navia participé activamente en los
Clubes de Amigo de la radio Nuevo Mundo, buscando recursos para su
financiamiento. En el año 2009 trasladé mi militancia a la célula
Cristina Carreño. Junto con los trabajos de la célula en Ñuñoa,
participé activamente en San Miguel el 2010 para la elección del
compañero Tellier. Ahora espero participar activamente en el XXV
Congreso de nuestro Partido.
PG: ¿Qué haces hoy
día?
AB:
Yo sigo teniendo ganas de seguir participando en política. Uno no
piensa o no siente los años que tiene. Quieres ser útil. Espero que
alcancemos el poder algún día. Es una cuestión de convicciones.
Uno lo hace porque cree que es posible, y para eso hay que cambiar la
sociedad, para que todos lleguen al conocimiento. Estoy
semisatisfecho, aunque debo reconocer que no he sido el mejor padre
para mis hijos. En la actualidad tengo mi pareja, Orieta Visconti,
con una relación de 18 años con ella. Es una mujer muy especial, no
es militante, pero es de izquierda. Tiene 3 hijos de su primer
matrimonio.
PG: ¿Cuál es tu
opinión acerca del PC y del actual proceso de la NM?
AB:
Yo
lo único que he recibido de mi partido son enseñanzas. Eso lo tengo
muy claro y he tratado de tener una conducta de acuerdo con ello. No
es muy complicado. Es convicción. Mi formación se la debo al
partido. En todo sentido. He sido un tipo afortunado. Las enseñanzas
recibida por tantos camaradas, con sencillez, sin pedir nada,
entregando tanto. De repente me siento mal porque no puedo participar
en más cosas, sobre todo desde cuando me cambié de casa. Encuentro
positivo la NM, es importante en lo esencial, es solidificar para una
segunda etapa. Es muy positivo el cumplimiento del programa de
gobierno. Si bien no tenemos un Partido perfecto, es una tremenda
herramienta para los cambios en nuestro país.
PG: ¿Cuál sería tu
mensaje para los militantes comunistas, especialmente los jóvenes?
AB:
Como ya lo señalé, otra vez estoy “aprendiendo a leer de nuevo”.
Veo muchas noticias. Deberíamos vivir con más fuerza nuestra línea
política. Tenemos que desarrollar más y mejorar nuestro Partido. El
imperialismo está presente y metido en América Latina y algunos
participan de ello. Se le debe notificar a Piñera que reciente su
viaje a Venezuela fue para desestabilizar a dicho país. A
los jóvenes llamarlos a que es básica su formación, hacer un
trabajo más en conjunto entre PC y JJCC. ampliar más el
conocimiento. Los jóvenes en los últimos años nos han dado un gran
ejemplo Hace
un par de años atrás para un aniversario, me llenó de orgullo
cuando entraron al Caupolicán decenas de militantes de las JJCC con
sus camisas amaranto. Ahí esta el porvenir nuestro, que la Jota se
desarrolle. Debemos luchar contra el individualismo, y nuestras JJCC
nos han ayudado a ello, por su gran desempeño en el movimiento
social. Se les debe transmitir el gran ejemplo que han dado cientos
de militantes, que ofrendaron su vida, por nuestro pueblo. Al negro
Valdés lo conocí de 14 años, a muchos no les caía bien, pero toda
su vida se la dedicó al PC, hasta su muerte. Esos compañeros son
los que necesitamos, ellos son los imprescindibles.
PG: Gracias compañero
Alfonso por tu tiempo y esta entrevista.
AB:
Gracias a tí, compañero.

ADIOS A MI AMIGO Y COMPAÑERO ALFONSO BAUDRAND
ResponderBorrarQuerido amigo y compañero Alfonso Baudrand. Has partido en un día gris para Chile y para el mundo, en un día gris de Abril en que la sombra de la muerte se cierne principalmente entre tus amigos viejos. No te gustaban los homenajes, por ello elegistes partir en tiempos de pandemia. Y por ello, hoy no podremos estar contigo para rendirte el postrer adiós, entonar junto a tu féretro las estrofas de la Internacional y abrigarte tu sueño eterno con la bandera roja de tu partido, el Partido Comunista de Chile.- Desde nuestro refugio brindaremos por ti, querido viejo, en la seguridad que en este viaje sin retorno te encontrarás con los tuyos, los de tu familia, y también con aquellos viajeros señeros que se te anticiparon y que admirastes e imitastes, como Gladys, don Lucho, don Américo, Volodia, Neruda, Víctor y tantos otros.
Mónica, tu bella y entrañable hija, que te brindó todo su cariño y te cuidó con el mayor de los desvelos en tus últimos años, nos entregó la amarga noticia de tu fallecimiento. Y nos invadió un río de tristeza. Y aunque los seres humanos creemos estar preparados para enfrentarnos a la muerte, tu muerte nos sobrecogió y nos enlutó de pena y congoja y nuestras lágrimas, de cariño y de recuerdo, manaron sin necesidad de empuje y se unirán a las de todos aquellos que fueron tus amigos y tus camaradas de ruta. No eres nada en la inmensidad del océano, pero eres un gigante en el universo de tus seres queridos.
Nos conocimos hace 57 años, en la Contraloría General y desde entonces nos unió la amistad y la militancia. Tenías un cargo de Jefatura, pero ello no fue impedimento para luchar por tus ideas y sembrar el camino de tus principios. Tampoco para crear el grupo de teatro “Alborada”, dentro de la Contraloría, con montajes de compromiso y denuncia social. Fuistes un gran actor en el escenario y en la vida. La Dictadura te persiguió, te privó del cargo que tenías en la CORA, sirviendo al gobierno popular que encabezaba nuestro compañero SALVADOR ALLENDE. En tu exilio en Colombia también fuistes, entre otros afanes, actor de teatro y Televisión.
Pero, donde no hubo descanso ni fatiga fue en tu entrega sin límites, durante todos los años de la Dictadura, en todos los frentes de la Solidaridad con los perseguidos y los presos políticos de tu querido Chile. Tu lucha por recuperar la libertad y la democracia en tu patria prisionera. Tu consecuencia y convicción, férrea e inalterable, fue la impronta de tu trayectoria ideológica, junto con la corrección, honradez y rectitud en todos tus quehaceres, unido a una capacidad inagotable para amar, organizar y defender a tu pueblo y a tu partido.- “Yo lo único que he recibido de mi partido, son enseñanzas”, declarastes a la Revista “Principios”, al cumplir 90 años de vida y 60 de militancia.-
Durante tu tiempo del exilio en Colombia mantuvimos a distancia nuestra vieja e inalterable amistad. Reunistes en Bogotá a tu madre, la querida abuela Ema, a tus hijos Alain, Mónica y Solange y juntos se entretenían con las cartas que yo les enviaba con noticias de tu Chile y chascarros reales o inventados para oxigenarles la moral que a veces decaía por la lejanía de la tierra sufriente por la tiranía. Al regresar, yo como abogado fui el encargado de ir a recibirte al Aeropuerto y poner un recurso de amparo si los esbirros del dictador impedían tu ingreso. Llegastes con sombrero nuevo y esposa nueva. El abrazo nuestro rubricó la entrañable e indisoluble amistad que nos unía.
Viejo lindo, tío Alfonsito, tío Ramiro, tu alegría y optimismo nos hará mucha falta. Cómo extrañaremos tu gracia y tu risa en los cuentos e historias que relatabas.- Cuantas mujeres, en el pasado, rodaron cautivadas por ese carácter festivo y picaresco que adornaba tu temperamento y también por el intenso azul de tus pupilas. Y, además, por el ritmo y cadencia del tango arrabalero que bailabas con la gracia y el garbo propio de un argentino, rescatando tu nacimiento en el país hermano.
ResponderBorrarAhora, sólo nos embarga una profunda amargura por haberte perdido y nos obliga a acostumbrarnos a no escuchar más tu voz profunda junto al humo de tu eterno cigarrillo, tus hijos lamentarán el padre que dejó esta tierra y el Partido Comunista de Chile, le rendirá con orgullo, gloria y honor, a un militante ejemplar cuya voz, ejemplo y consecuencia perdurará para siempre en el corazón de todos sus camaradas.
HASTA SIEMPRE COMPAÑERO ALFONSO.
BORIS NAVIA
Santiago, 23 de Abril de 2020