El
Partido Revolucionario
Patricio
González
Abril 2022.
En
El
Manifiesto Comunista
se señala “La historia de todas las sociedades hasta nuestros días
es la historia de las luchas de clases.
Hombres
libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros
y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron
siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras
franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación
revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en
pugna.”
La
lucha de clases expresa necesariamente la lucha política e
ideológica de la clase obrera frente a la burguesía.
Marx,
en su carta a Weydemeyer, del 5 de marzo de 1852, señala “...Por
lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto
la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre
ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían
expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y
algunos economistas burgueses la anatomía económica de éstas. Lo
que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia
de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de
desarrollo de la producción;
2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura
del proletariado;
3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito
hacia la abolición
de todas las clases y hacia una sociedad sin clases...”
Para
que esta lucha pueda ser exitosa, es necesario la organización de
los trabajadores en diversas instituciones. Una de ellas son los
sindicatos, institución clasista que agrupa a los obreros en pos,
principalmente, de sus reivindicaciones económicas y sociales. Sin
embargo, la lucha economicista, siendo importante, no es suficiente
para liberar a los trabajadores de la explotación capitalista.
Ya
Marx y Engels, en el ya citado Manifiesto
del Partido Comunista,
fundamentaron la necesidad de que la clase obrera contara con su
propio partido, con ciertas características que lo hicieran
diferente a los otros partidos ya existentes en esa época. Estas
son:
1.-
Los comunistas no forman un partido aparte, opuesto a los otros
partidos obreros.
2.-
Los comunistas no tienen intereses que los separen del conjunto del
proletariado.
3.-
No proclaman principios especiales
a los que quisieran amoldar al movimiento proletario.
4.-
En las diferentes luchas nacionales del proletariado, hacen valer los
intereses comunes a todo el proletariado, independientemente de su
nacionalidad (Internacionalismo Proletario).
5.-
En las diferentes fases del desarrollo por la que pasa la lucha del
proletariado y la burguesía, representan siempre los intereses del
movimiento en su conjunto.
6.-
Los comunistas son el sector más resuelto de los partidos obreros,
el sector que impulsa adelante a los demás.
7.-
Tienen la ventaja de contar con una clara visión de las condiciones,
marcha y de los resultados generales del movimiento obrero (teoría
revolucionaria).
Este
partido debía estar en condiciones de dirigir a la clase obrera en
su Misión Histórica, es decir, conducirla a la revolución
proletaria, instaurar su poder, y llevarla exitosamente en su lucha
revolucionaria por el poder político contra la burguesía.
En
Tres
fuentes y tres partes integrantes del Marxismo,
Lenin escribe: “La
doctrina de Marx es omnipotente porque es verdadera. Es completa y
armónica, y brinda a los hombres una concepción integral del mundo,
intransigente con toda superstición, con toda reacción y con toda
defensa de la opresión burguesa. El marxismo es el heredero legítimo
de lo mejor que la humanidad creó en el siglo XIX: la filosofía
alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés.”
De
acuerdo a esta aseveración de Lenin, la filosofía del Marxismo es
el Materialismo,
pero no cualquiera materialismo, sino que el Materialismo
Dialéctico.
Para ello, se nutrió del Materialismo de Feuerbach y la Dialéctica
de Hegel, recogiendo así lo mejor de la Filosofía Clásica Alemana.
Como lo señala Lenin, es “la doctrina del desarrollo en su forma
más completa, profunda y libre de unilateralidad, la doctrina acerca
de lo relativo del conocimiento humano, que nos da un reflejo de la
materia en perpetuo desarrollo.”
Marx profundizó dicha teoría, aplicándola también al desarrollo
de la socierdad, dando paso al Materialismo Histórico.
En
palabras simples, Marx y Engel, junto con desarrollar esta ciencia en
su contexto teórico, la utlizaron también para analizar el
desarrollo social de la humanidad, estableciendo que éste se daba de
acuerdo a leyes objetivas del desarrollo. Esas leyes sociales
permiten determinar cómo la sociedad va pasando de una etapa a otra
en la medida que se desarrollan las fuerzas productivas desde un
estadio inferior a otro superior, lo que hace que se desarrollen
tambien las relaciones de producción, conformando un nuevo Modo de
Producción, el cual conforma la base material, la que debe generar
una superestructura política, lo que se expresa finalmente en un
Estado.
Así,
desde el punto de vista de las ciencias sociales, se puede analizar
el desarrollo de la sociedad desde la edad primitiva, pasando por el
esclavismo, el feudalismo hasta llegar al capitalismo, todo ello en
base a las leyes que rigen el desarrollo humano.
Ya
hacia fines del siglo XIX, con el tránsito del capitalismo de la
libre competencia a la fase imperialista, los partidos obreros,
fundados en el siglo XIX, producto de maniobras de la burguesía,
caen en una gran corrupción y degradación, lo que les impide
dirigir la lucha de los obreros, derivando a la Social Democracia y a
la colaboración de clases. Ante esto, surgió la necesidad de crear
un partido revolucionario de nuevo tipo, no corrupto, capaz de
encabezar la lucha revolucionaria del proletariado en las nuevas
condiciones.
En
ese contexto le corresponde a Lenin desarrollar los fundamentos
teóricos de este partido
de nuevo tipo,
lo que logra particularmente en sus obras ¿Qué
hacer?
y Un
paso adelante, dos pasos atrás.
En esas obras, Lenin, en forma dialéctica, lleva los conceptos
vertidos en el Manifiesto a una nueva cualidad que toma en cuenta el
desarrollo que alcanza el capitalismo y, por ende, la clase obrera en
esa nueva fase. En ese contexto, desarrolla la teoría del Partido de
Nuevo Tipo, lo que se expresa en la lucha ideológica de Lenin y sus
seguidores contra los sectores oportunistas que se habían apoderado
del Partido
Obrero Social Demócrata de Rusia (POSDR)
y de prácticamente casi todos los otros partidos revolucionarios
europeos. Junto a la teoría revolucionaria (el Marxismo-Leninismo),
este partido debía dotarse de una clara organicidad, de herramientas
y normas internas que le permitieran cumplir con su tarea de
vanguardia en la lucha del proletariado contra el capitalismo
monopolista (imperialismo) y denunciar a los partidos obreros que
habían abrazado la Social Democracia.
En
sus obras ya señaladas, Lenin fundamenta las características y la
esencia de este partido de nuevo tipo. Este debía:
1.-
Ser un partido de vanguardia.
2.-
Tener una organización científica.
3.-
Estar compuesto por los obreros más conscientes y combativos, por
intelectuales progresistas y los grupos más avanzados de otras capas
sociales populares.
4.-
Unir la teoría con la práctica.
5.-
Tener una unidad de estatutos y programa.
6.-
Tener estrecho contacto con la clase obrera y sus aliados naturales.
En
este marco, Lenin fundamentó las características que debía tener
este partido como vanguardia consciente:
a)
ser el sector más consciente de los trabajadores,
b)
lograr la unidad del socialismo científico con la clase obrera.
c)
su base ideológica es el Marxismo-Leninismo.
d)
luchar contra la salida espontánea de la conciencia de la clase
obrera.
e)
tener al Marxismo-Leninismo como la base para la unidad y cohesión
ideológica del partido.
Con
ello se logra:
-
ser la fuerza
dirigente de la clase obrera,
es decir, ser reconocido como vanguardia por la clase obrera,
-
que los militantes no tengan intereses contrarios a los intereses de
la clase obrera,
-
que los militantes posean
una madurez teórico-política y orgánica superior a los otros
trabajadores,
transformándose en dirigentes de ellos
-
que el objetivo del programa político sea la realización
de la Misión Histórica de la clase obrera,
es decir, la instauración del poder obrero,
-
la defensa
consecuente del Internacionalismo Proletario,
expresada en una solidaridad consecuente con la lucha de los
trabajadores en todo el mundo,
-
la lucha por la alianza más amplia de las fuerzas nacionales y
progresistas, es decir, fomentar
la política de alianzas
con todas las fuerzas sociales anticapitalistas, antiimperialistas,
-
un grado
de organización excelente
(Centralismo
Democrático),
-
como vanguardia de la clase obrera, el partido defiende los intereses
de la nación.
Respecto
a ser la vanguardia
organizada de la clase obrera:
-
cada militante debe
formar parte de un organismo celular,
rigiéndose el partido por los principios
del Centralismo Democrático.
-
todo militante
debe, precisamente, militar,
hacer una rica y participativa vida celular. Participar en las
discusiones partidarias y cumplir con los acuerdos.
Como
forma
superior de organización de la clase obrera,
representa los intereses generales de ésta y de todos los
trabajadores. Está llamado a dirigir todas las demás organizaciones
del proletariado y de los trabajadores en general. No tiene intereses
contrapuestos o aparte de los intereses de los trabajadores, Por el
contrario, hace suyo los de los obreros y los del pueblo,
dirigiéndolos en la lucha por sus reivindicaciones.
Tiene
una estrecha
ligazón con las masas,
las dirige y las educa, pero también aprende de ellas.
Permanentemente debe controlar el grado de concientización de ellas
y debe plantear tareas que respondan a las condiciones objetivas y
subjetivas existentes. Los
militantes del partido deben participar activamente en los organismos
de masas,
deben llevar la voz, la orientación del partido a ellas. Deben,
asimismo, nutrirse de ellas.
Respecto
al Internacionalismo Proletario,
el Partido
es eminentemente internacionalista,
sin perder su carácter nacional. Se debe fomentar
y fortalecer la solidaridad internacional con todos los pueblos que
luchan por su libertad y ser consecuente en la lucha antiimperialista
de los pueblos del mundo,
siendo activo militante por la paz, por los derechos de los oprimidos
y por la autodeterminación
de los pueblos.
Actualmente,
en esta etapa de desarrollo capitalista, de globalización, con una
economía mundial neoliberal depredadora, con la caída del sistema
socialista en Europa y la virtual desaparición del Movimiento
Comunista Mundial como tal, cobra cada vez mayor importancia la
vigencia y necesidad de contar con este partido.
La
actual situación política mundial y nacional, caracterizada por
diversos fenómenos (sociales, políticos, profunda globalización y
transnacionalización, etc.), amerita más que nunca la presencia de
un fuerte partido revolucionario, con claridad y audacia para
enfrentar con éxito los desafíos y conducir a la clase obrera, a
los trabajadores hacía su liberación, particularmente en esta
agudización de la lucha de clases a nivel mundial y nacional,
considerando estas nuevas condiciones.
El
desarrollo capitalista de los últimos decenios ha ido configurando
diversos cambios en su estructura productiva. Ya en el Manifiesto,
sus autores daban cuenta de aquello: “En las anteriores épocas
históricas nos encontramos casi por todas partes una completa
diferenciación de la sociedad en una serie de estamentos, una
múltiple escala gradual de condiciones sociales”.
Actualmente,
la sociedad sigue dividida en esas 2 clases fundamentales:
proletarios y burguesía, lo que se expresa en la contradicción
fundamental del capitalismo, a saber la contradicción
Capital-Trabajo, la que refleja, a su vez, la contradicción
antagónica entre el carácter social de la producción y la
apropiación individual de los medios de producción y del producto,
característica esencial del modo de producción capitalista, válido
en cualquier forma de desarrollo en que éste se encuentre. Lo
anterior, sin perjuicio de la existencia de restos de clases
anteriores y/o surgimiento de nuevas capas sociales, como también la
segmentación de las dos clases fundamentales (pequeña, mediana,
gran burguesía como también al interior del proletariado en
diversos estamentos).
Los
cambios en la estructura productiva obedecen en gran medida al
desarrollo de las rfuerzas productivas, precisamente a través del
fuerte avance de la tecnología, en particular por el desarrollo
cibernético, computacional y de la automatización, lo que incide en
un fuerte cambio en la Composición Orgánica del Capital a favor
del capital constante en desmedro del capital variable.
El
modelo neoliberal junto con generar profundas transformaciones
económicas con el fin de revertir la tendencia decreciente de la
tasa de ganancia del capital, también busca conseguir profundos
cambios en el comportamiento y conciencia social en la sociedad,
fomentando fuertemente el individualismo y egoísmo de la personas,
el consumismo y otras lacras. La moderna sociología burguesa se
abanderiza con consignas como la “movilidad social” de las
personas, en el sentido que, gracias a su propio esfuerzo y su
“emprendimiento”, por su trabajo podrá ascender en la
estratificación socioeconómica, pudiendo así cambiarse a una
comuna “más acomodada”, a una vivienda de mayor calidad, cambiar
su auto por uno mejor y más moderno, mandar a sus hijos a colegios
de mejor calidad, etc., por lo que no debiese complicarse en tener
una jornada laboral mucho más extensa, en endeudarse en el sistema
financiero, en no sindicalizarse, etc.
En
ese contexto, “este ideario neoliberal va contra los grandes
anhelos de la humanidad, busca lograr que los hombres y mujeres se
transformen en una masa sometida, avasallada, sin sueños de cambiar
su situación. Una especie de esclavos modernos amaestrados,
encerrados en casas enrejadas, impotentes ante lo que sucede”.
Como
se señala en el ya citado Cuadernos de Estudios N° 5, “Para
entender los mecanismos por los cuales se logra llegar a la
actualidad con una masa importante de chilenos bastante acrítica,
indiferente, temerosa y sometida a lo que ordena la clase en el
poder, debemos tener claro que se trata de un sistema muy bien
articulado que va tejiendo diversos elementos, aprisionando y
transformando a las personas.”
Los
militantes de los partidos políticos provenien de estos grupos
sociales, por lo mismo, pueden ser permeabilizados por estas
concepciones y actitudes. Esto explica que varios partidos de
izquierda hayan tomado caminos socialdemócratas, se hayan acomodado
al sistema y también hayan renunciado a la lucha revolucionaria,
como es el caso de algunos partidos de la ex Concertación, en el
caso nuestro, y de otros países, y que solo aspiran a cuotas de
poder y a mantener el status quo.
Una
situación compleja vivieron también los Partidos Comunistas de los
países socialistas europeos en el último tercio del siglo 20.
Fueron perdiendo objetividad y cayeron en una visión mecánica y
subjetiva en el desarrollo de esos países, alejándose de la
Dialética, viendo la realidad como ellos querían que fuera y no
como realmente era, lo que los condujo a una profunda crisis, que
llevó al derrumbe de esos países y a la desintegración de varios
de esos Partidos.
Dado
la profundización del modelo neoliberal y del proceso de
globalización capitalista y todo lo derivado de aquello, como la
transnacionalización de la economía, la internacionalización
financiera y de los mercados, etc., se ha producido un alto grado de
concentración y monopolización de las cadenas informativas y de los
medios de comunicación, lo que ha llevado a una grosera manipulación
de la información, que influye en el comportamiento y valores de la
población, tanto a nivel nacional como internacional. Se ha ido a un
“Monopolio de los medios de comunicación de masas que tratan de
imponer la percepción generalizada que el capitalismo es el mejor
sistema, que es invulnerable y que no hay ninguna alternativa a él”.
“La
concentración del capital en el mundo ha alcanzado niveles nunca
antes visto, hoy no son ni siquiera países los que concentran
enormes cantidades de capital, sino empresas transnacionales que
mueven sus capitales en forma permanente hacia cualquier lugar del
mundo donde les produzca mayores ganancias.
El
grado de tecnología de que disponen las grandes transnacionales les
permite ejercer un dominio total sobre la economía mundial,
imponiendo el consumo de sus productos sobre las producciones
nacionales.”
En
Chile ha variado cuantitativamente la fuerza laboral. En el sector
secundario (la Industria y la Construcción, las mayores ramas en él)
la ocupación está poco más de del 30 %. A ello habría que agregar
el sector primario, con poco más de un 10%.
Alrededor de un 60 % de los trabajadores se concentra en los sectores
de Servicios,
particularmente en el sector Inmobiliario y en Comercio. Este proceso
se arrastra ya hace algunas décadas y se sigue profundizando.
Esto
incide directamente en la precariedad sindical y en el bajo peso del
sindicalismo en la sociedad. Del mismo modo, también tiene expresión
en una baja conciencia de clase y en su grado de combatividad.
Todos
estos trabajadores son explotados por el capital, pero sólo los
obreros industriales, de la construcción y los mineros son los que
generan plusvalía, es decir, son aquellos que transforman los
recursos naturales y las materias primas en bienes más elaborados.
El
actual modelo neoliberal en nuestro país (como en todo el mundo)
“incluye no
sólo cambios económicos, institucionales y sociales, sino que
paulatinamente va cambiando también la conciencia democrática y
popular que habían adquirido los chilenos. Esta labor, como hemos
constatado en carne propia, fue continuada por los Gobiernos de la
Concertación”.
Una
de las tareas más importante es poder llevar al pueblo la doctrina
marxista-leninista, hacer claridad en las masas, educarlas y combatir
la avalancha reaccionaria de la burguesía. Para ello es necesario
tener cada vez un partido mejor política, orgánica e
ideológicamente.
Ya
desde hace décadas, el Marxismo Leninismo plantea utilizar todas las
oportunidades, por muy precarias que parezcan, que se conquistan por
el movimiento obrero y su lucha contra la burguesía, en especial en
el ámbito eleccionario. Ya Lenín, en la nota de su artículo Las
elecciones en Petersburgo,
señalaba: “El partido obrero debe concurrir a ellas en condiciones
sumamente difíciles. Pero es un acontecimiento de la mayor
importancia y todos los socialdemócratas deben empeñar su máximo
esfuerzo en la próxima campaña electoral, que en parte ya se ha
iniciado.
La
elecciones se llevan a cabo en un clima de la reacción más
violenta, del total desenfreno de la bestialidad
contrarrevolucionaria de la pandilla zarista gobernante; es muy
importante, pues, oponer a esta reacción la candidatura propuesta
por el partido social demócrata, el único partido que hasta desde
la tribuna de la III Duma centurionegrista supo elevar su voz,
proclamar sus inquebrantables convicciones socialistas, reiterar las
consignas de la gloriosa lucha revolucionaria y desplegar la bandera
republicana frente a los héroes octubristas-centurionegristas de la
contrarrevolución y a los ideólogos liberales (kadetes) y los
defensores de la contrarrevolución”
Como
ésta, son muchas otras las referencias de los clásicos al respecto,
pero ello no contradice el carácter revolucionario, antisistema de
los partidos revolucionarios, por lo que deben tomar las medidas de
seguridad necesarias para salvaguardar a sus militantes y dirigentes
de la siempre latente represión del sistema, especialmente en estos
días, sin perjuicio de participar en esos espacios ganados por el
movimiento popular. Por eso, junto con utilizar las pocas
“libertades” burguesas, como presentar candidatos y participar en
diversas elecciones, para las diversas instancias, como municipios,
parlamento, Presidencia de la República, participar, organizar y
dirigir sindicatos, entre otras organizaciones sociales, disponer de
medios de comunicación de masas, etc., como partidos revolucionarios
se deben fortalecer sus principios organizativos que se expresan en
el Centralismo
Democrático.
Este es el elemento vital que permite al partido cumplir con su
misión y se puede determinar en los siguientes puntos:
a)
Elegibilidad de todos los organismos dirigentes del partido de abajo
hacia arriba.
b)
Informe periódico y rendición de cuentas de los organismos
partidistas ante sus miembros y organismos inferiores.
c)
Una estricta disciplina partidista y la subordinación de la minoría
a la mayoría.
d)
La obligación incondicional para los organismos inferiores de
cumplir los acuerdos de los organismos superiores.
e)
La crítica y autocrítica constructivas y la responsabilidad
personal, con las posibles sanciones, incluida la remoción de los
dirigentes, cuando estos no cumplen cabalmente con sus
responsabilidades.
Se
debe evitar y combatir ideológicamente el caer en situaciones de
amiguismo y otras deformaciones, como conformación de tendencias,
personalismos, caudillismos y otras.
Un
rol determinante es el conocimiento, su reconocimiento y cumplimiento
incondicional de las exigencias de los estatutos del partido y la
disciplina unitaria para todos los militantes, aún cuando haya que
asumir formalmente algunas disposiciones jurídicas del sistema, que
le permitan actuar en la legalidad burguesa, como es el caso de Chile
y otros países. A través de esta norma respecto a los estatutos y
al programa se asegura la unidad entre la voluntad y la acción de
los miembros del partido. Se establece la unidad con el objetivo
estratégico que sale en el programa. En otras palabras, es la unidad
de la vanguardia consciente a través de los estatutos y del
programa, convirtiéndose esto en una unidad dialéctica.
Estas
Normas de Organización son las bases para el funcionamiento del
partido, para fortalecer su democracia interna y fomentar su carácter
del partido de nuevo tipo. Permiten desarrollar la política del
partido entre las masas y la lucha ideológica contra el sistema y
las deformaciones oportunistas que se puedan dar.
Particular
importancia adquiere hoy en día, en nuestro país, un funcionamiento
cohesionado, con fundamentos teóricos sólidos del partido
revolucionario, considerando las grandes manifestaciones en el país
en octubre de 2019 y meses posteriores, donde cientos de miles de
personas, en diversos actos masivos, muchos de ellos con un marcado
espontaneísmo, dan cuenta de una agudización de la lucha de clases,
para lo cual se necesita imperiosamente una conducción responsable,
inteligentemente combativa, que permita avanzar a los trabajadores y
otras capas populares en sus reivindicaciones y en la conquista de
nuevos espacios, para enfrentar los futuros eventos, en otras
jornadas electorales y, especialmente, en la lucha contra el sistema
para avanzar en la democratización del país y así construir otra
sociedad.